Quizás en estos días hayas escuchado sobre un experimento que tenía que ver con la física, y quizás también hayas escuchado algo acerca de que quizás se crearía un hoyo negro y se podría terminar el mundo como lo conocemos (más sobre esto después). Pues bien, lo que estabas escuchando es en realidad la puesta en marcha de uno de los proyectos más ambiciosos que se hallan llevado a cabo, llamado el Gran Colisionador de Hadrones; este “aparato” es un acelerador de partículas, construido especialmente para hacer chocar hadrones, o lo que es lo mismo, cierto tipo de protones. No te preocupes si no entiendes (como yo) de física, lo interesante es ver para que están haciendo esto: mediante las simulaciones y choques que se harán en este Gran Colisionador de Hadrones (LHC de ahora en adelante, por sus siglas en inglés), permitirá simular eventos que ocurrieron antes y después del Big Bang: hablo del origen de la creación misma, de muchos misterios del universo. Esto por si sólo ya es interesante, ¿no te parece?
El miércoles 10 de este año fue puesto en marcha el LHC, el cual se encuentra en el mítico CERN, en algún lugar de Ginebra, lugar donde trabaja Tim Berners-Lee, la persona que es la responsable de que veas esta información en tu navegador: el mismísimo padre de la World Wide Web. Por cierto, hay varios mexicanos que están participando en este proyecto, desde la construcción del mismo. Otro aspecto fascinante de todo este rollo del LHC es la posibilidad de que ocurra un desastre de proporciones mayúsculas: dos personas denunciaron que el funcionamiento del LHC podría ocasionar procesos que llevarían a la destrucción no sólo de la tierra, sino del mismo universo, debido a la creación de un agujero negro inestable y otros fenómenos físicos mucho más complejos. Si estás leyendo esto, es que afortunadamente se equivocaron y aquí seguimos en este mundo matraca.